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Consejos revisar un coche de segunda mano

Consejos para revisar un vehículo usado antes de comprarlo

 

Uno de los principales temores de quien va a comprar un coche de segunda mano es saber si el coche está en buen estado interiormente o no, ya que exteriormente se puede valorar con un examen ocular, pero para poder juzgar si el coche está en buen estado es necesaria una valoración profesional que pueda detectar esos detalles o fallos graves que han pasado desapercibidos a simple vista y que podrían hacernos cambiar de opinión sobre la compra del coche o, en el momento de la compra, confirmar que se trata de una buena decisión de compra.

Posibilidades de inspeccionar el vehículo antes de la compra.

Las opciones más comunes que toman los clientes antes de comprar un coche de segunda mano cuando se plantean esta posibilidad son llevar el coche al menos a una revisión reciente, solicitar que el coche sea devuelto para una revisión de mantenimiento a cargo del comprador (aunque con el riesgo para el vendedor de que el coche pueda ser desechado, si se encuentra una nueva avería y tendrá que pagar la reparación, de lo contrario el coche no podrá circular) o llevar el coche a un taller para que lo revise un perito o mecánico especializado que pueda evaluar objetivamente su estado y señalar los problemas que pueda tener el coche y el coste de la reparación. Evidentemente, estos gastos suelen correr a cargo del comprador.

Estas dos vías son las más adecuadas para comprobar si el coche es apto para la compra, pero también para negociar el precio, ya que aunque haya que pagar el coste de la inspección del especialista, en realidad la cantidad de daños o mejoras que haya que hacer en el coche es probable que sea una ventaja con la que jugará el comprador a la hora de negociar el precio de compra del coche.

Aspectos a comprobar en un vehículo de segunda mano antes de realizar la compra.

  • Diagnóstico del vehículo. El uso de la herramienta de diagnóstico de averías nos permite detectar problemas en los vehículos que no son visibles a simple vista, y con la aportación de la máquina nos ayuda a localizar los puntos donde se pueden encontrar problemas.
  • Gases en los vehículos. La generación de gases es un aspecto que se comprueba en la ITV. La presencia de niveles altos puede significar desde un problema de aceite, que es tan sencillo como cambiar el aceite, cambiar los filtros, hasta un problema del motor relacionado con la combustión, y por tanto mucho más grave.
  • Estado de las correas de distribución, los frenos y los neumáticos. A medida que los coches se desgastan, estos elementos sufren y a veces se manipula el kilometraje de los coches para venderlos a mejor precio. Comprobar que están en buen estado es vital para la seguridad del conductor, pero también para saber cuánto tendrás que invertir en posibles reparaciones.
  • Los neumáticos, a simple vista, son más fáciles de detectar cualquier problema relacionado con el desgaste, pero también será importante ver si están bien alineados y, por tanto, sufren más por un lado o por otro, lo que sugiere que hay que hacer un ajuste en este sentido.
  • Estado de la batería y del sistema eléctrico del vehículo. A veces basta con un vistazo de un experto para ver si el vehículo sufre algún fallo eléctrico fruto de reparaciones anteriores y que podría ser problemático en el futuro.
  • Inspeccionar y comprobar que los elementos de seguridad pasiva del vehículo funcionan correctamente (airbags, cinturones de seguridad, etc.).
  • Detectar cualquier fuga de aceite, líquido de frenos, refrigerante y gas para el sistema de aire acondicionado del vehículo u otros fluidos como el depósito del limpiaparabrisas.

Aparte de todo esto, sería una buena idea sacar el vehículo a la carretera y probarlo para ver cómo se comporta y si funciona bien o tiene algún problema.

Estas son algunas de las cosas que un buen mecánico debería tener en cuenta a la hora de darte un informe sobre si merece la pena comprar el coche o no, y lo bueno es que junto con el coste de la reparación, también puede valorar el coste de hacer las reparaciones necesarias y así decidir si merece la pena comprar el coche o negociar por un precio mayor o menor.