El verano en España trae consigo días soleados y temperaturas que pueden dispararse, creando condiciones que no solo afectan nuestras actividades al aire libre, sino que también pueden hacer que la conducción sea más peligrosa. Las altas temperaturas son un enemigo silencioso en las carreteras, afectando tanto a la infraestructura como a los vehículos y a quienes los conducen, incrementando el riesgo de accidentes.
Cómo afectan las altas temperaturas a las carreteras
Cuando el calor aprieta, el asfalto puede deformarse, generando baches, ondulaciones y grietas que complican la conducción segura, especialmente en zonas donde el mantenimiento es insuficiente. Estos problemas en la carretera pueden tomar por sorpresa a los conductores, provocando maniobras bruscas que pueden resultar en accidentes. Además, el calor extremo deteriora la señalización vial, haciendo que las marcas en el pavimento y las señales se vuelvan menos visibles, lo que puede aumentar la confusión y, por ende, el riesgo de colisiones.
El impacto del calor en los vehículos
Mantener la presión adecuada en los neumáticos es esencial, y más aún durante el verano. Las altas temperaturas aceleran el desgaste de los neumáticos, lo que puede disminuir su adherencia y aumentar la posibilidad de reventones, sobre todo si no tienen la presión correcta. Además, el calor afecta negativamente al sistema de frenado, incrementando la distancia de frenado necesaria debido a la menor eficiencia en el enfriamiento de los discos. En casos extremos, las elevadas temperaturas pueden causar fallos en el motor o sobrecalentamiento, un riesgo mayor para vehículos más antiguos o con mantenimiento deficiente.
El calor y su efecto en los conductores
No solo los vehículos sufren las consecuencias del calor; los conductores también están en riesgo. La exposición prolongada a altas temperaturas puede causar deshidratación, lo que lleva a fatiga, mareos y dificultad para concentrarse, comprometiendo la capacidad de conducir con seguridad. El calor excesivo también puede inducir somnolencia, reduciendo los reflejos y tiempos de reacción, lo que aumenta las probabilidades de sufrir un accidente. Además, el estrés provocado por el calor puede generar irritabilidad y agresividad al volante, lo que puede resultar en comportamientos peligrosos como la velocidad excesiva y la conducción temeraria.
4 recomendaciones para conducir en días calurosos
Preparación del vehículo:
- Aire acondicionado: Asegúrate de que el sistema de aire acondicionado funcione correctamente y limpia o reemplaza el filtro si es necesario.
- Revisión de niveles de líquidos: Comprueba el nivel de refrigerante, aceite, líquido de frenos y limpiaparabrisas. Asegúrate de que no superen los niveles máximos.
- Presión y estado de los neumáticos: Ajusta la presión de los neumáticos según las especificaciones del fabricante y revisa su estado para evitar desgastes o daños.
Planificación del viaje:
- Evita las horas más calurosas: Planifica tus viajes fuera de las horas de mayor calor, especialmente si se trata de trayectos largos. Considera viajar de noche después de un buen descanso.
- Ventilación del coche: Antes de entrar, abre las ventanas para ventilar y, si tienes aire acondicionado, úsalo con moderación, dirigiendo el aire hacia el parabrisas y los pies.
Cuidado personal:
- Mantente hidratado y viste ropa adecuada: Bebe suficiente agua antes, durante y después del viaje, y elige ropa ligera, holgada y de colores claros. Recuerda que el alcohol está completamente prohibido.
- Opta por comidas ligeras: Evita comidas pesadas que puedan provocar somnolencia o dificultar la digestión.
Prácticas de conducción segura:
- Descansos regulares: Haz paradas frecuentes para descansar, estirar las piernas y refrescarte.
- Atención a las señales del cuerpo: Si experimentas mareos, náuseas o dolor de cabeza, detente en un lugar seguro y reposa hasta que te sientas mejor. Si es necesario, pide a un acompañante que conduzca.